jueves, 21 de julio de 2011

Chiapas

Toniná


Toniná es un montículo artificial de 7 plataformas de casi 70 metros de altura con numerosos palacios, templos y altares, en donde se gestó una singular casta de príncipes guerreros que, entre el Siglo VI y X, ejerció su poderío militar sobre todas las ciudades de la cuenca del río Usumacinta, incluyendo Palenque, Yaxchilán y Bonampak. Las esculturas de Toniná son poseedoras de un sello muy realista y de trazos delicados, diferentes a las de otros sitios mayas de la región. El corazón de este sitio está cimentado en una plataforma de 6 hectáreas de superficie, rodeada de una gran barrera arquitectónica, donde se construyeron templos, altares y canchas de juego de pelota. Con 16 metros de largo y 3.30 de altura, hecho en estuco y con policromía, existe un mural que es una obra que no tiene parangón en el arte prehispánico.  




Parque Las Guacamayas

El atractivo principal de Las Guacamayas es la observación de la fauna silvestre. En la región habitan mas de 300 tipos de aves, 109 especies de reptiles y anfibios, y mamíferos tan representativos de Chiapas como el mono aullador o saraguato y el jaguar. Los tres recorridos principales para ver los animales y las más de 300 especies de árboles, algunos de más de 35 metros de altura, son efectuados en compañía de un guía por áreas totalmente diferentes: el área de los venados, de los saraguatos y la de la guacamaya. El recorrido por este lugar te dará la oportunidad de conocer, en su hábitat natural, especies como el Mono Saraguato, La Guacamaya Roja, el Venado Cola Blanca, el Tucán y el Gavilán Nevado.



Cavernas de Teopisca y Guaymas

Gran parte del suelo del Estado de Chiapas está estructurado por capas de piedra caliza, un material sensible a la erosión del agua que favorece la formación de sistemas cavernarios. Comúnmente estos tesoros naturales sólo son accesibles para los espeleólogos, sin embargo, para lo ajenos a esta actividad, la naturaleza ofrece sitios como Teopisca y Guaymas, dos balcones al oscuro mundo interior que nos permiten apreciar, sin la ayuda de lámparas ni reflectores, esas formaciones caprichosas llamadas estalactitas y estalagmitas que, son la presencia de la luz solar, adquieren colores y formas inusitadas.

La caverna de Guaymas es también un gran salón cuya bóveda se levanta a más de 30 metros de altura, y aunque un poco más oscuro que su similar de Teopisca, el salón de Guaymas es rico en estalactitas en forma de amplios mantos o cortinas que se funden con el suelo.

En Teopisca las estalagmitas están al alcance de la luz solar, brillan con el resplandor; algunas tocan el cielo de la cueva, otras son floreadas, derretidas como cirios y veladoras apagadas. Por el influjo del resplandor exterior las rocas de las cuevas de Teopisca y Guaymas están teñidas de suaves colores: el verde de los musgos y el cristalino de los escurrimientos calizos, hay tonos azulados, amarillos, rosas, generados por las sustancias químicas que contienen las piedras.



Boca del Cielo

Chiapas es un estado que lo tiene todo: selva, zonas arqueológicas, ciudades coloniales y también playas.

Y si de playas se trata, una de las más bellas es sin duda Boca del Cielo. Esto es por varias razones, la principal, es que se trata de una playa virgen, a la que no han llegado aún el ruido de motores de motos de agua, ni el bullicio de las grandes multitudes. Es más, ni hoteles hay.

La ciudad más cercana es Tonalá, y desde ahí salen taxis de pasajeros que llevan a los turistas a Boca del Cielo en un trayecto de no más de 20 minutos, rodeados del verdor de las palmeras.

Una vez en Boca del Cielo, deberás atravesar el pequeño estero de agua a bordo de una lancha para llegar a la barra, que es como los pobladores llaman a un brazo de tierra entre el estero y el mar del Océano Pacífico.

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